El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa
producida por la muerte de neuronas de la sustancia negra, que producen
dopamina. La dopamina es un neurotransmisor importante en el circuito de los
ganglios basales, cuya función primordial es el correcto control de los
movimientos. Cuando hay una marcada reducción del nivel de dopamina, se altera
la información en el circuito de los ganglios basales y esto se traduce en
temblor, rigidez, lentitud de movimientos e inestabilidad postural, entre otros
síntomas.
Es una enfermedad crónica y afecta de
diferente manera a cada persona que la padece. La evolución puede ser muy lenta
en algunos pacientes y en otros puede evolucionar más rápidamente. Los síntomas
comienzan lentamente, en general, en un lado del cuerpo y posteriormente en
ambos lados.
Los principales síntomas son:
§ Temblor: se trata de un temblor característico en
reposo, que desaparece con el movimiento.
§ Rigidez: afecta a toda la musculatura, siendo la cervical
y proximal de las extremidades, los grupos musculares más afectados.
§ Lentitud de movimientos, llamada bradicinesia.
§ Problemas de equilibrio y coordinación.
§ Dolor: debido a la rigidez.
A medida que los síntomas empeoran, las
personas con la enfermedad pueden tener dificultades para caminar o hacer
simples actividades. También pueden tener problemas como depresión, trastornos
del sueño o dificultades para masticar, tragar o hablar.
A
pesar de todos los avances de la neurología, hoy en día se desconoce la causa
de la enfermedad de Parkinson. Afecta tanto a hombres como a mujeres, y más del
70 por ciento de las personas diagnosticadas de párkinson supera los 65 años de
edad. Sin embargo, no es una enfermedad exclusivamente de personas de edad
avanzada ya que el 30 por ciento de los diagnosticados es menor de 65 años.
Aunque
el Parkinson es una enfermedad sin cura, desde la fisioterapia intentamos
mejorar al paciente, centrándonos principalmente en:
§ Aliviar el dolor: por medio de masoterapia y
electroterapia analgésica
§ Corregir las alteraciones posturales, previniendo la
aparición de las rigideces articulares
§ Fortalecer la musculatura debilitada y corregir
acortamientos musculares
§ Mejorar la función respiratoria
§ Mejorar la función intestinal, potenciando la
musculatura abdominal
§ Ganar expresividad y funcionalidad de la musculatura
orofacial. Facilitando la deglución y la masticación
§ Reeducación del equilibrio y las reacciones posturales
§ Mejorar la coordinación
§ Reeducación de la marcha
§ Reeducación de las transferencias
David López Muñoz
Responsable fisioterapia
U.E.D. La Alfaguara Baza
Responsable fisioterapia
U.E.D. La Alfaguara Baza