martes, 8 de noviembre de 2016

EL PARKINSON DESDE LA FISIOTERAPIA



El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa producida por la muerte de neuronas de la sustancia negra, que producen dopamina. La dopamina es un neurotransmisor importante en el circuito de los ganglios basales, cuya función primordial es el correcto control de los movimientos. Cuando hay una marcada reducción del nivel de dopamina, se altera la información en el circuito de los ganglios basales y esto se traduce en temblor, rigidez, lentitud de movimientos e inestabilidad postural, entre otros síntomas.
Es una enfermedad crónica y afecta de diferente manera a cada persona que la padece. La evolución puede ser muy lenta en algunos pacientes y en otros puede evolucionar más rápidamente. Los síntomas comienzan lentamente, en general, en un lado del cuerpo y posteriormente en ambos lados.
Los principales síntomas son:
§  Temblor: se trata de un temblor característico en reposo, que desaparece con el movimiento.
§  Rigidez: afecta a toda la musculatura, siendo la cervical y proximal de las extremidades, los grupos musculares más afectados.
§  Lentitud de movimientos, llamada bradicinesia.
§  Problemas de equilibrio y coordinación.
§  Dolor: debido a la rigidez.

A medida que los síntomas empeoran, las personas con la enfermedad pueden tener dificultades para caminar o hacer simples actividades. También pueden tener problemas como depresión, trastornos del sueño o dificultades para masticar, tragar o hablar.
         A pesar de todos los avances de la neurología, hoy en día se desconoce la causa de la enfermedad de Parkinson. Afecta tanto a hombres como a mujeres, y más del 70 por ciento de las personas diagnosticadas de párkinson supera los 65 años de edad. Sin embargo, no es una enfermedad exclusivamente de personas de edad avanzada ya que el 30 por ciento de los diagnosticados es menor de 65 años.

         Aunque el Parkinson es una enfermedad sin cura, desde la fisioterapia intentamos mejorar al paciente, centrándonos principalmente en:
§  Aliviar el dolor: por medio de masoterapia y electroterapia analgésica
§  Corregir las alteraciones posturales, previniendo la aparición de las rigideces articulares
§  Fortalecer la musculatura debilitada y corregir acortamientos musculares
§  Mejorar la función respiratoria
§  Mejorar la función intestinal, potenciando la musculatura abdominal
§  Ganar expresividad y funcionalidad de la musculatura orofacial. Facilitando la deglución y la masticación
§  Reeducación del equilibrio y las reacciones posturales
§  Mejorar la coordinación
§  Reeducación de la marcha
§  Reeducación de las transferencias

David López Muñoz
Responsable fisioterapia
U.E.D. La Alfaguara Baza

martes, 27 de septiembre de 2016

El Alzheimer borra la memoria, no los sentimientos



El Alzheimer es una enfermedad cerebral que causa problemas en la memoria, en la forma de pensar y en el carácter o en la manera de comportarse. Esta enfermedad no forma parte del envejecimiento al que estamos acostumbrados, pero desgraciadamente se ha introducido en la vida cotidiana de cualquier persona.

Esta grave enfermedad empeora con el paso del tiempo y aunque existen muchos síntomas, la mayoría de las personas experimentan pérdidas de memoria severas que afectan a las actividades de la vida diaria y a la habilidad de gozar de momentos con los que disfrutaban anteriormente. Las primeras fases son fundamentales para trabajar con ellos, intentando ralentizar el deterioro y conservar o recuperar capacidades y destrezas que dificultan su independencia. 

Pero, a pesar de todo, el Alzheimer no impide que la persona no tenga ganas de recibir cariño y de dar todo lo que puede de una forma distinta a la que nosotros esperamos. Necesitan tanto cariño o incluso más que cualquiera de nosotros, ya que se sienten perdidos y desorientados. Ocasionalmente, la única forma de comunicarse con nosotros es a través de una caricia, de un beso o con cualquier otro gesto de amor que nos demuestren que, aunque no de la forma que nos gustaría, ellos, están ahí. 

Son personas que han olvidado su pasado, su vida y sus recuerdos más preciados. Es duro para un hijo ver como su padre, madre o incluso ambos,  no lo reconocen y ver como la persona que ha sido siempre el pilar en su vida, va olvidándolo todo y volviéndose cada vez más débil e indefensa; pero tenemos que tener en cuenta que ellos son los mismos, son aquéllos que han cuidado de nosotros desde pequeños y los que han luchado siempre por nuestro bienestar.

Muchas veces escuchamos frases como: “para que voy a visitarla, si ni siquiera se acuerda de mi”. Efectivamente, probablemente no les recuerden, probablemente reconozcan en ustedes a otras personas, y observen como día a día se van alejando más de la realidad, o, cómo esa madre, hermana, tía o abuela, ya no recuerda el fantástico día de playa de hace unos años, o el abrazo infinito que nos dieron en algún momento; pero estaban allí, eran ellos mismos quienes provocaron en nosotros aquellos sentimientos que nos hicieron reconfortarnos en malos momentos, o simplemente disfrutar en los buenos. Su memoria no persiste, pero sí su alma, sus sentimientos y sus ganas de vivir. No recuerdan quien eres, pero desean que les abraces, que les mimes, saber que estás ahí; te necesitan, como tú los necesitaste en algún momento de tú vida.


¿Si olvidaras todos tus recuerdos, no te gustaría sentir dentro de tu alma un abrazo o un beso de un ser querido?


Almudena Pasadas Martínez
Terapeuta Ocupacional




jueves, 11 de agosto de 2016

TALLER INTERGENERACIONAL

    
   Trabajar desde la perspectiva intergeneracional persigue como objetivo, el intercambio, la cooperación y el beneficio mutuo. Y hoy, en nuestro taller intergeneracional, podemos decir que lo hemos conseguido.

    Nuestros adultos mayores han tenido la posibilidad de dar y recibir. Dar o más bien, “darse” a conocer a los más pequeños, que les ha permitido sentirse útiles y valiosos, compartir su historia y su presente, como un bien valioso para ellos.

    Han recibido atención y afecto, además de ser contagiados de la alegría y dinamismo de los más pequeños.




    El juego compartido los ha transportado a su infancia, donde no disponían de valiosos juguetes ni altas tecnologías, pero por suerte, una infancia cargada de canciones y de cuentos (la muñeca del vestido azul, el patio de mi casa, Susanita tiene un ratón, al pasar la barca, el lobo y los tres cerditos, la caperucita roja…) una larga lista de melodías y cuentos que los pequeños cantaban y recitaban a la perfección. Un maravilloso denominador común que jamás debería perderse. 





    Al establecerse una dualidad en la que ambas partes se enriquecen, los más pequeños han pasado una jornada muy divertida. A través de los juegos en nuestra piscina, las canciones de ayer y de hoy y los cuentacuentos, han descubierto la identidad, las costumbres, los pensamientos, la personalidad, y en definitiva, la sabiduría de los abuelos.

    Con la experiencia de hoy, los pequeños han sido capaces de mostrar a los abuelos las fortalezas que estos tienen, y casi sin darnos cuenta, han incrementado la confianza de estos en sus capacidades.

Y sin ser el objetivo principal  hemos contribuido a la conciliación de la vida familiar y laboral, con una maravillosa jornada entre trabajadores y sus hijos. 



Sihan
Licenciada en Psicóloga
Grupo La Alfaguara

viernes, 24 de junio de 2016

Beneficios de la Risoterapia



 “La carcajada saludable”

La risa es una de las expresiones más sanas que benefician a nuestro cuerpo, ya que es capaz de aportar innumerables efectos beneficiosos, tanto mentales y emocionales como físicos.

La risoterapia es apta para todas las edades, pero,  para los mayores esos beneficios son más notables, ya que los efectos físicos de la risoterapia se ven en una mejora considerable del sistema inmunitario. La risa es la mejor medicina emocional, porque nos permite seguir disfrutando de la vida.
A través de juegos y dinámicas se trabajan estados de felicidad y positividad que nos hacen enriquecernos como personas, encontrando la forma de sentirnos plenos y felices.



Esta terapia, basada en la risa y la alegría es muy favorable para nuestros mayores, ya que es un colectivo a los que no solo les afectan los problemas físicos, sino que también cargan con el peso de muchos años a sus espaldas. Además, es una técnica ideal para afrontar emociones negativas como la soledad o la tristeza.

En definitiva, deberíamos utilizar la risa como una herramienta de vida, ya que nos ayuda a desdramatizar las situaciones del día a día, y nos ayuda a tener una mejor visión de nosotros mismos.


“No hay que darle años a la vida sino vida a los años.”


Inmaculada Mirón Suarez
Técnica Superior en Animación Sociocultural

miércoles, 4 de mayo de 2016

Beneficios de la participación en actividades de las personas mayores



El aumento de la esperanza de vida en España ha provocado un interés por mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas mayores. Entre los factores que se relacionan con la satisfacción vital de las personas mayores y con su bienestar psicológico se encuentra la participación en actividades. 

La participación en actividades influye en la imagen que las personas tienen sobre sí mismas, incrementando su autoestima y la percepción sobre su autoeficacia, hace que se sientan más felices y modifica la forma en la que se enfrentan a los problemas de la vida diaria.
Sin embargo, no todas las actividades que realizan a diario las personas mayores contribuyen a su satisfacción vital. Por ejemplo, participar en actividades de ocio sí es efectivo para que se sientan más felices, pero otras actividades consideradas como “obligadas” como trabajar o limpiar,  no contribuyen necesariamente a incrementar la satisfacción con la vida. 


Además, cuando las actividades se realizan en compañía tienen mayor impacto sobre la felicidad que si se realizan en solitario, ya que disminuyen los niveles de soledad e incluso pueden retrasar la aparición de la dependencia. Por lo que promover la participación social de las personas mayores en centros de día y residencias mejora la calidad de vida de éstas y se asocia a una mayor felicidad y una disminución en la mortalidad.

Por lo general la participación en actividades suele disminuir con la edad, además las actividades que realizan las personas mayores suelen ser actividades pasivas. De esta manera las generaciones más mayores realizan más actividades de ocio pasivo como ver la televisión u oír la radio, practican menos deporte o participan en menos actividades culturales comparados con la población general. Por lo que los centros de atención a personas mayores, como los del grupo La Alfaguara, juegan un papel muy importante para erradicar esta mayor “pasividad”. Promoviendo la participación social de las personas mayores, su participación en actividades de ocio enriquecedoras, productivas y satisfactorias. Lo que finalmente incide en una mayor felicidad de éstos y a una mayor esperanza de vida libre de dependencia.

Laura Rubio Rubio
Licenciada en Psicología
Doctora en Gerontología Social